Pero es durante el reinado de Felipe V de Borbón, tras la Guerra de Sucesión, cuando Villaviciosa adquiere su nombre definitivo y comienza a tener un peso específico relevante entre la nobleza y la realeza de España.
Durante esta guerra, tropas partidarias del Archiduque saquearon Odón en dos ocasiones, por ser villa leal a Felipe V. El monarca recompensó esta lealtad eximiendo a Odón de pagar impuestos durante algunos años. En documentos de los primeros años de este reinado ya se conocen algunos en que desde la Corona se dirigen a Odón llamándole Villaviciosa de Odón.
Extinguida la Casa de Austria, la llegada de Felipe V supuso una ruptura con las tradiciones borgoñonas y la implantación del gusto francés. Tal es así que se piensa en nuevas orientaciones para los sitios y cazaderos reales. Se buscan puntos no muy alejados de la Corte y acordes con las diferentes estaciones del año. Aranjuez, la Granja y Riofrío serán los principales enclaves de recorrido por la corona.
En este inusitado interés por aumentar el Patrimonio Real con nuevos destinos, se encuadra Villaviciosa de Odón. Isabel de Farnesio, Felipe V y el Infante don Luis, eran grandes amantes de la caza, hecho que les llevó a arrendar algunas fincas para ese fin. Informada la Reina de las magníficas condiciones que reunía nuestra villa y de que ésta formaba parte del condado de Chinchón (corría el rumor de que se encontraba en venta) incita al Rey a gestionar la compra de dicho Estado. Tal adquisición llevaba implícitos importantes territorios y un afamado título que contribuiría a engrandecer el prestigio y posesiones de sus hijos.
Como el entonces Conde de Chinchón, Julio Sabelli -residente en Italia- fue partidario del Archiduque, el Rey Felipe V le embargó sus dominios en España. Al morir Sabelli heredó el Condado su sobrino Sforzia, quien tras largo pleito recuperó esos dominios, para después, a finales de 1738, venderlos al Infante D. Felipe, hijo de Felipe V, con el que se inicia la serie de Condes de Chinchón de la línea Borbón que aún subsiste. En esta época ya se llama a la villa Villaviciosa de Odón.
Unos meses más tarde, en la primavera de 1739, el propio Rey, conocedor de la bonanza del lugar, dispuso:
"He venido en declarar que el nuevo Bosque de la villa de Odón o Villaviciosa, que es propio del Ynfante don Felipe, mi hijo, y sus límites, con sus aumentos o extensiones que en adelante tuviere, son y han de ser Bosque Real, con todos sus privilegios y libertades".
Este decreto motivó que la villa floreciese en el siglo XVIII con la presencia de la Familia Real y su séquito, dejando no sólo la impronta en el carácter acogedor y abierto de sus gentes, sino también en la configuración urbana del término que disponía en esos años de grandes casonas con importantes huertas de hortalizas y árboles frutales.