Saltar al contenido
Ruta de las Villas

El entorno urbano de nuestro municipio tiene su personalidad definida por una serie de edificios de interés cultural promovidos por la nobleza cortesana y alta burguesía a lo largo de varios siglos y al amparo del castillo y su entorno natural, transformando su primitiva fisonomía rural en zona residencial de la aristocracia.

Les proponemos un recorrido por el centro histórico de la Villa, alrededor de algunos de los edificios que ofrecen especial interés cultural; una ruta circular que comienza y termina en la Plaza de la Constitución y que a través de imágenes y anécdotas rememora tiempos pasados.

Atrás

Villa Goróstegui

 Imagen Villa Goróstegui

Esta villa es una de las más antiguas de nuestra localidad, construida en torno a 1713. Es un edificio de dos alturas, cuyo acceso a la vivienda se realiza a través de un gran portalón con zaguán con una zona ajardinada en su interior. El portal está enmarcado por jambas y dintel de sillares de granito con relieves en forma de ovoides y escudo heráldico. Sobre el portalón hay un balcón en hierro colado. La fachada está encalada en blanco, con ventanas de madera y rejas de hierro en su planta baja. Cubierta a dos aguas sobre alero de madera con viguetas vistas y teja árabe. La entrada simula una especie de torreón con cubierta a 4 aguas. Su distribución y diseño nos recuerda a las casonas manchegas urbanas, conjugando tapia, portalón y zona residencial. Esta construcción surge de una pequeña aristocracia que vivía en torno al castillo, que buscaba nuevos diseños arquitectónicos más cultos e ilustrados.

El edificio fue restaurado de manera respetuosa en 1984 y dividido en dos viviendas, siendo la parte del portalón la que mantiene prácticamente sin cambios su construcción original.

Entre sus propietarios encontramos a Santiago Bebián, cuyo escudo heráldico se encuentra en el dintel del portalón de entrada. Fue I Conde de Rechén, título otorgado por Fernando I de Habsburgo, hermano de Carlos I de España y V de Alemania. Posteriormente, fue propiedad de Laso de Vega, II Conde de Rechén, quien llegó a ser alcalde de Villaviciosa de Odón.

Uno de los propietarios más relevantes de la villa fue Joaquín Campuzano Marente (1785 - 1867), diplomático de España en diferentes países europeos, diputado en Corte por varias provincias y alcalde de la Villa.

Gracias a su labor como diplomático, fue un gran conocedor de las últimas técnicas de cultivo de la vid a nivel internacional y elaboró el primer vino blanco espumoso de España, el cual acabaría ganando en 1857 el título de mejor vino blanco “champenoise” de España en la Exposición Nacional de Agricultura. En el jardín de la casa todavía se encuentra la entrada a la bodega, donde se elaboraba este espumoso.

Además, fue promotor de la primera Escuela de Ingenieros de Montes de España, situada en el castillo de Villaviciosa de Odón desde 1846 hasta 1870.

Entre los descendientes de la familia, Emma Goróstegui Campuzano, nieta de Joaquín Campuzano, se casó con Manuel Martínez Escalera (1867-1949). El matrimonio regentó una lechería en Villaviciosa, pero él dedicó su vida a la entomología, viajando por diversos países. En su casa de Villaviciosa creo un laboratorio de entomología donde trabajó con especímenes. Recopiló un número enorme de insectos que se conservan en diversos museos. En 1942, publicó un resumen de su actividad científica.

Antonio Goróstegui Campuzano (1857-1931), nieto también de Joaquín Campuzano, fue oficial de Infantería y participó en la guerra de Marruecos de 1912, llegando a ser más adelante general y gobernador militar de Ávila y Lérida. Una de sus nietas sería la reconocida escritora María Luisa Gefaell Goróstegui (1918- 1978), galardonada por su obra “Las hadas de Villaviciosa de Odón”. En dicha obra, Mª Luisa incorpora muchas referencias a esta villa, donde residió un verano. Una tía de Mª Luisa Gefaell, Emma Goróstegui Robles (1897–1981) fue propietaria de la villa y una persona muy conocida en el pueblo, por su amor a los caballos -siendo ganadora de varios premios en concursos hípicos- y por su labor como enfermera de la Cruz Roja durante la Guerra Civil.

Otros personajes ilustres que han pasado por esta villa son:  Luis Felipe Vivanco, arquitecto y poeta español; José María Valverde, poeta, ensayista, crítico literario, traductor y catedrático español; o José Martí, poeta y uno de los pensadores cubanos más universales, quien escribió durante su estancia en esta villa un poema “A Emma” dedicado a una joven muda que vivía en la casona.   

 

 

Localización